lunes, 23 de agosto de 2010

¡De qué me río?

Lunes . La primera hora no era menos aburrida e intrascendente que la segunda. Lo mismo sucede con las tres clases siguientes. Cuatro de la tarde. Mis “entrañas” reclaman la falta de alimento. Mientras me clavaba en los sonidos cavernosos de mis intestinos y limpiaba el sudor de mi cara, buscaba algo de papel higiénico, kleenex , lo que fuera. Era urgente algo de carbohidratos en mi sistema.




Las clases desde hace un año, o sea desde el inicio habíase vuelto como la sala de espera de un consultorio de dentista que olvida a la cita. Por eso llevo a la escuela libros, textos de amigos, lo que sea para evitar esa tediosa espera en el consultorio donde nunca llega el dentista.


Hoy leí un articulo de Harold Bloom en el suplemento de los sábados, Babelia. Del blog del país arremetía contra Obama y Jesucristo y decía que en Estados Unidos existe un Jesucristo que debería estar en el Senado. Mínimo este artículo me robó un esbozo de sonrisa, pero no terminó ahí. En una de las páginas viejas del periódico El Universal se presenta la fotografía del ex presidente Fox orando por México, hincado con la mirada ingenua de un creyente en la iglesia de San Hipólito, en el Distrito Federal. Solté la carcajada de mi vida.


-¡A ver Señorita! ¿De qué se ríe en mi clase?


-Este … pues... – Como decirle al “maestro” que nuestro ex presidente lo pidió, pero que nuestro presidente Calderón necesita un milagro para finalizar su decadente y decepcionante mandato. Respondo con el rostro ensombrecido: “De nada maestro , disculpe, recordé algo gracioso eso es todo”. “Bueno, Que no se repita”


Termina la clase. El estomago pide su alimento. El sudor de mi frente mermó y unos rayo de tranquilidad se vislumbraron entre el estoico ejército de alumnos que como zombis deambulan por los pasillos.

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